LA IGLESIA DE ÉFESO

Los cristianos de la iglesia de Éfeso habían caminado muy cerca del Señor. Cuando leo la carta de Pablo a los Efesios, me maravillo del evangelio que estas personas escuchaban y vivían. De hecho, Pablo los elogia extensamente. Se dirige a ellos como “...los fieles en Cristo Jesús... benditos... con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo... escogidos... antes de la fundación del mundo...predestinados... adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. (Efesios 1:1-5).

¡Qué descripción de un pueblo bendito y santo! Jesús también elogia a los cristianos de Éfeso en el libro de Apocalipsis: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia” (Apocalipsis 2:2). En otras palabras: “Yo conozco todas las cosas buenas que están tomando lugar en tu vida. Pacientemente has trabajado para mí sin quejarte y harás cualquier cosa por los demás. Eres diligente en tus buenas obras y eso es muy loable”

Jesús señala otra cosa en los corazones de los Efesios, algo que Él nota está profundamente mal. Él dice: “Veo todas tus obras, tu odio hacia el pecado, tu amor por la verdad, tu valentía justa. Y sin embargo, de alguna forma en medio de todas tus obras, has permitido que tu primer amor se marchite. Tu afecto por Mí está muriendo”.

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Verso 4). Amado, he leído y releído este verso y he concluido que su seriedad no se puede pasar por alto. Las palabras “tengo contra ti” indican algo que no puede ser tomado ligeramente. ¡La misma traducción aparece en el texto griego!

Me gustaría pensar que soy un cristiano tipo efesio, alguien que es un obrero fiel. Quiero creer que mi sufrimiento es por Jesús, que mis obras son para glorificarle a Él, que vivo una vida santa, que estoy sentado en lugares celestiales con Él. Pero cuando leo sobre Jesús caminando entre creyentes tan bien enseñados como los efesios y diciéndoles a ellos: “tengo contra ti”, atrapa la atención de mi alma. Tengo que preguntarle a mi Señor: “Jesús, ¿Tienes algo contra mí? ¿He perdido también mi afecto por Ti?