LA GLORIA DEL SEÑOR

Isaías profetizó: “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento” (Isaías 60:2-3).
Esta profecía habla de los últimos días, un tiempo que comenzó cuando la luz, Jesucristo el Señor, entró en la densa oscuridad. Isaías estaba hablando de un gran resplandor amplio y extendido de la gloria de Cristo en las tinieblas. Multitudes de todas partes del mundo gentil vendrían a Su luz.
Piensa en ello: No había un tiempo más oscuro en la historia que en el nacimiento de Jesús. El gran Imperio Romano se había convertido en una sociedad materialista, codiciosa. Las perversiones sexuales, la borrachera y la glotonería eran la norma. De hecho, el mundo entero de ese tiempo estaba envuelto en la oscuridad.
También durante aquel tiempo, la hipocresía gobernaba. Los sacerdotes les robaban sus casas a las viudas; y los más humildes e ignorantes despreciaban a sus supuestos líderes espirituales. En términos sencillos, los ciegos estaban guiando a los ciegos.
Fue en esta densa oscuridad que Jesús apareció como una luz brillante. Y nosotros sabemos que desde ese glorioso día, multitudes han venido a Su luz. 
Quizás dices: “Pero mira alrededor hoy. Una densa oscuridad aún cubre la tierra”. Sí, esta hora actual es, probablemente, la peor en la historia de la humanidad. La oscuridad que se cierne sobre todas las naciones y pueblos, prácticamente puede tocarse. Amenaza nuclear, genocidio, tráfico sexual extendido; todo ello causa estragos en el corazón.
Sin embargo, Jesús sigue siendo la luz del mundo. Isaías vio la oscuridad de nuestro día y clamó: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” (Isaías 60:1).
Una vez más, en la hora más oscura del mundo, Dios va a manifestar Su poder. Él atraerá una importante cosecha de almas perdidas en los días venideros. Él va a despertar las almas de muchos y veremos la gloria del Señor.